lunes, 6 de mayo de 2019

Los Celos


Saúl fue el primer Rey de Israel, miembro de la tribu de Benjamín. Era un hombre de buen parecer, de elevada estatura que sobrepasaba a cualquiera de su pueblo. A través del profeta Samuel Dios lo ungió rey cuando el pueblo de Israel pedía Rey. Al principio de su reinado contaba con la bendición de Dios,  él caminó con Dios, pero no pudo llegar a la meta señalada. Su terquedad y su desobediencia lo llevaron al pecado. Saúl era orgulloso, celoso, envidioso y fue rechazado por Dios.
La Biblia nos relata, que cierto día,  cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían:   Saúl hirió a sus miles y David a sus diez miles.  Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.
El aprecio que Saúl  sentía  por David, se transformó en celos cuando el pueblo, comenzó a aplaudir las hazañas de David. Los celos, son  una emoción, que surgen por querer “poseer la exclusividad" El  miedo a la pérdida real o no de algo o del alguien,  es una amenaza constante para el celoso.
Los celos son un sentimiento negativo que puede destruir a quien los posee y al objeto de ellos.
Si miramos también a  los primeros cristianos en Hechos 13 :45  y 17:5 vemos que los celos sólo destruían y separaban a las personas. También Pablo nos enseña que los celos son sentimientos que provienen de la carne son puramente humanos y no son un fruto del espíritu.  Santiago 3:16  nos recuerda que: “donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad. Versión NTV. Porque la envidia y el egoísmo no forman parte  de la sabiduría que proviene de Dios.
Si algún sentimiento de celos o envidia surgió en nuestro corazón, no dejemos que se instale allí, porque será dañino para nosotros y para la personas que nos rodean. Destruirá nuestras relaciones personales, dividirá nuestras amistades, nos quitará la paz  y  ese sentimiento sólo traerá más maldad.
Permite que Dios obre a través del Espíritu Santo en tu vida, que te libre de tus celos, de tus miedos, de aquello que te paraliza, que no te deja avanzar.
Reconoce delante de El tu pecado, pídele  perdón  y ayuda para superar la situación. Dios vendrá con su Espíritu Santo, sanará tu corazón  y te dará la  victoria. El completará  la obra que comenzó en vos.




martes, 26 de marzo de 2019

Obrero Aprobado


Cuando pensamos en un obrero, se nos viene a la memoria tantos oficios y profesiones que realiza  una persona en forma manual y a veces ésta tarea requiere un esfuerzo  físico . Pero un sinónimo de obrero es un trabajador, y  en ese universo encontramos a  todas las personas físicas que están  en una edad legal de prestar algún servicio y recibir un salario a cambio de ello.
El Apóstol Pablo le escribe a Timoteo que “Procure con diligencia presentarse a Dios aprobado, como Obrero que no tiene de qué avergonzarse” y en ésta carta pastoral,  dedicada al  joven discípulo,  Pablo le recuerda que: es un obrero, que va a rendir cuentas a Dios de su trabajo y que use bien la palabra de verdad.
Los obreros que trabajamos en esta gran empresa que es la de llevar el evangelio a toda criatura, debemos ser diligentes en enseñar la palabra de Dios.   “usar bien la palabra de verdad”.
Somos obreros que transmiten La Biblia, la palabra de Dios , la  revelación  que  Dios trajo  a los hombres; y la trajo  en el  lenguaje que todo hombre puede entender, escrita por hombres, y conservada por Dios por todos los tiempos.
Esta palabra debemos transmitirla fielmente y con diligencia “la repetirás a tus hijos y hablaras de ella sentado en tu casa, o andando por el camino…”El Salmo 78:6 dice que debemos enseñarla a las generaciones venideras. Debemos estudiarla. Debemos utilizarla para que las personas la conozcan y sus vidas sean transformadas a través de ella.
Somos obreros en esta gran empresa, pero debemos ser obreros “que no tienen de qué avergonzarse”. Debemos vivir responsablemente. Nuestra vida cotidiana debe ser consistente con el puesto que ocupamos en ésta empresa. Debemos vivir conforme a las enseñanzas de Cristo, cada día tenemos que parecernos más a Él.
Un obrero tiene que  poseer  fe. Porque sin fe es imposible agradar a Dios, si nos acercamos a Dios tenemos que  creer que Él existe. Debemos creer con el corazón para justicia. La fe nos ayuda a afrontar las situaciones difíciles con la confianza puesta en Dios. Hay que  ejercitar nuestra fe con las promesas  que Dios tiene para cada uno de nosotros.
Un Obrero tiene que poseer amor. Pablo escribió a los Corintios “Yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoles más sea amado menos”. El deseo de Pablo era que las personas fueran alimentadas por la palabra de Dios y él gastaría su vida en esa tarea. El no dejó de amarlos, aunque ellos no le devolvieron ese afecto.
Un obrero debe ser sufrido. “Alegraos en la medida en que participemos en los sufrimientos de Cristo” dice Pedro en su epístola. El sufrimiento es la reacción al dolor que tenemos. Si alguien había sufrido por la causa de Cristo era Pedro, y él nos enseña que el obrero que sufre y es fiel será recompensado.
El obrero debe presentarse ante Dios aprobado, debe rendir el examen de su trabajo ante Dios. Procura aprobarlo. Enseña con amor.