Cuando pensamos en un obrero, se
nos viene a la memoria tantos oficios y profesiones que realiza una persona en forma manual y a veces ésta
tarea requiere un esfuerzo físico . Pero
un sinónimo de obrero es un trabajador, y en ese universo encontramos a todas las personas físicas que están en una edad legal de prestar algún servicio y
recibir un salario a cambio de ello.
El Apóstol Pablo le escribe a
Timoteo que “Procure con diligencia presentarse a Dios aprobado, como Obrero que no tiene de qué
avergonzarse” y en ésta carta pastoral, dedicada al joven discípulo, Pablo le recuerda que: es un obrero, que va a
rendir cuentas a Dios de su trabajo y que use bien la palabra de verdad.
Los obreros que trabajamos en
esta gran empresa que es la de llevar el evangelio a toda criatura, debemos ser
diligentes en enseñar la palabra de Dios. “usar bien la palabra de verdad”.
Somos obreros que transmiten La
Biblia, la palabra de Dios , la revelación
que Dios trajo a los hombres; y la trajo en el lenguaje que todo hombre puede entender,
escrita por hombres, y conservada por Dios por todos los tiempos.
Esta palabra debemos transmitirla
fielmente y con diligencia “la repetirás a tus hijos y hablaras de ella sentado
en tu casa, o andando por el camino…”El Salmo 78:6 dice que debemos enseñarla a
las generaciones venideras. Debemos estudiarla. Debemos utilizarla para que las
personas la conozcan y sus vidas sean transformadas a través de ella.
Somos obreros en esta gran
empresa, pero debemos ser obreros “que no tienen de qué avergonzarse”. Debemos
vivir responsablemente. Nuestra vida cotidiana debe ser consistente con el
puesto que ocupamos en ésta empresa. Debemos vivir conforme a las enseñanzas de
Cristo, cada día tenemos que parecernos más a Él.
Un obrero tiene que poseer fe. Porque sin fe es imposible agradar a Dios,
si nos acercamos a Dios tenemos que creer que Él existe. Debemos creer con el corazón
para justicia. La fe nos ayuda a afrontar las situaciones difíciles con la
confianza puesta en Dios. Hay que ejercitar
nuestra fe con las promesas que Dios
tiene para cada uno de nosotros.
Un Obrero tiene que poseer amor. Pablo
escribió a los Corintios “Yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras
almas, aunque amándoles más sea amado menos”. El deseo de Pablo era que las
personas fueran alimentadas por la palabra de Dios y él gastaría su vida en esa
tarea. El no dejó de amarlos, aunque ellos no le devolvieron ese afecto.
Un obrero debe ser sufrido. “Alegraos
en la medida en que participemos en los sufrimientos de Cristo” dice Pedro en
su epístola. El sufrimiento es la reacción al dolor que tenemos. Si alguien había
sufrido por la causa de Cristo era Pedro, y él nos enseña que el obrero que
sufre y es fiel será recompensado.
El obrero debe presentarse ante
Dios aprobado, debe rendir el examen de su trabajo ante Dios. Procura
aprobarlo. Enseña con amor.
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