viernes, 2 de septiembre de 2011

Hablemos Verdad

La Biblia nos recuerda a través del  apóstol Pablo  que cada uno de nosotros hable con su prójimo la verdad. O sea que en nuestras relaciones personales, que incluyen todas las aéreas de nuestra vida: matrimonial, familiar, laboral  eclesiástica,  debemos hablar siempre con la verdad; y ésta es una práctica que si no es natural en nosotros, debemos empezar a cultivarla. La verdad debe ser aprendida y  ejercida  en todo momento.Porque la verdad nos hace seres libres.
Jesús era un amante de la verdad, y enseñaba con verdad el camino de Dios. Aun sus propios enemigos (los religiosos de la época) podían ver  en sus vivencias y en sus   enseñanzas   un referente de la verdad; también  otro aspecto era que Jesús no se cuidaba de donde hablaba y con quien lo hablaba, no era de su interés  na quedar bien con sus seguidores o partidarios, ni tener un  discurso complaciente  sino que él  cada vez que  hablaba o actuaba lo hacia con la verdad  a pesar que sus oyentes  se resistieran  a escucharlo. Dicho de otra manera no media el  costo que sufriría por  Su Verdad.
Otro baluarte de la verdad fue el  profeta Jeremías,  quien con sus profecías desafío la política de los reyes de Judá y anunció  el castigo de Dios por la violencia y corrupción social. Cada  vez que tuvo que proclamar  palabra de Dios al pueblo  y a las autoridades de la época, no vacilo en hacerlo. Al contrario  por más duro  que fuera el mensaje que tenía que entregar él  lo hacía, sabiendo que  decir la verdad era el camino correcto, aunque el costo que tenía que pagar  fuera  alto.
Mentir para hacer sentir bien a alguien, disfrazar la verdad o  peor aún, callarla, no es la decisión correcta. Desde nuestro lugar de padres, maestros, gobernantes debemos elegir siempre decir la verdad, actuar con honestidad, ser íntegros aunque ello  conlleve un momento desagradable.
La Biblia nos enseña en la tercera carta de Juan :” que no hay mayor gozo que andar en la verdad”.
El Espíritu Santo nos dá la fortaleza, el coraje para caminar, hablar y actuar con la verdad. Es nuestra la decisión de obedecer a Dios. Pero si  deseamos vivir  días de gozo y libertad debemos  andar en la Verdad.